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Los nombres del Quijote. Una alegoría de la ética moderna Ver más grande

Los nombres del Quijote. Una alegoría de la ética moderna

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José Miguel Marinas

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Ficha técnica

Alto 21,5 cm
Ancho 16 cm
Número de páginas 128
Encuadernación Rústica con solapas
ISBN 84-96235-12-2

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Este texto tiene su origen en una idea de Ortega. En sus Meditaciones sobre el Quijote, Ortega soñó con la posibilidad de un libro. Un libro que hiciera justicia al autor oculto -Cervantes- que se suele esconder tras la abrumadora presencia del personaje Quijote y que, sin embargo, es quien todo lo nombra. Este fabulador rezagado se deshace en numerosos personajes, invención todos ellos y trasunto de las múltiples caras de su persona.

Para iluminar este fenómeno de la pluralidad de nombres propia de los tiempos modernos, pensó el filósofo en un delicioso antecedente: el libro de Los nombres de Cristo de Fray Luis de León. Este recorre los nombres y el contenido de los mismos al modo "románico".

Seguir la manera de nombrar del fraile salmantino podría darnos, pensaba Ortega, alguna clave para entender el modo de los nombres del Quijote, facetas del poliedro Miguel de Cervantes. Y así, a través de éste, llegar a decir algo de los nuevos tiempos en los que los nombres no son obra de la herencia, sino de lo que uno hace; las cosas son llamadas no como siempre, sino según el trato que con ellas tenemos; las normas son resultado del acuerdo común entre iguales en rango, diversos en estilo.

Al asumir la brillante y fugaz sugerencia de Ortega, estos Nombres del Quijote reflexionan sobre la trama cervantina como una alegoría del nombrar moderno, un modo de discurrir y apreciar, que ya no se atiene a códigos únicos ni a razones locales. Se trata del surgimiento y lento hacerse de la ética moderna. Ésta se cifra en la conquista de la autonomía y en la capacidad de darse nombre.

Los Nombres del Quijote es una alegoría de la ética moderna en la que el asunto principal es la conquista de la autonomía y de la capacidad de darse nombre. La formación de esta ética surge a través de un cúmulo de relatos y espacios narrativos de los que El Quijote es alegoría principal.

Para ilustrarlo se recorren (1) los rasgos propios del nombrar antiguo (nombrar románico) y se comparan con los que trae consigo el nombrar moderno. (2) La casuística y la mística se entienden, según esto, como dos laboratorios que preparan de modo desigual la constitución de un sujeto capaz de elegir y de equivocarse por cuenta propia. (3) El viaje y la ética del nómada, (4) las metamorfosis del sujeto y (5) la autonomía del nombre propio son los pasos para mostrar este proceso. Las salidas quijotescas, así como las mutaciones de sus propios nombres, revelan un escenario más poderoso: la formación de una ética abierta que no tributa tanto al linaje o a los códigos preexistentes. Esta se esfuerza por atender a lo peculiar, a lo irrepetible, a lo que está en juego en la transición del que llamamos mundo medieval y el punto de llegada aún no cerrado: la tarea de la ética moderna.